Pepper Grinder Review

Devolver Digital nos ha acostumbrado en los últimos años a producciones independientes valiosas y divertidas, que de otra manera difícilmente habrían visto la luz en el panorama moderno de los videojuegos. De Inscryption a Gunbrella, y luego de Cult of the Lamb a Wizard with a Gun, las diversas casas de software seleccionadas por la excéntrica editorial estadounidense han logrado emerger del mare magnum de Indie, que ahora juega un papel de mayor interés que en el pasado. En esta primera parte de 2024, la loca editorial también ha decidido presentar Pepper Grinder, un título desarrollado por Ahr Ech que protagoniza una linda chica de cabello azul llamada Piperita. ¿Tendrá éxito la sinergia perfecta entre la empresa de software y Devolver Digital también en este caso? Averigüémoslo juntos en nuestra revisión.

Los eventos que introducen al jugador a Pepper Grinder, cobran vida inmediatamente después del naufragio en una isla remota sufrido por el cazador de tesoros cerúleo que, como resultado de la historia, ve robado todo el botín acumulado. Eso sí, el objetivo de la joven es recuperar todas sus pertenencias y para ello tendrá que lidiar con las extrañas criaturas antropomórficas que habitan el lugar. Como es fácil ver, la trama narrativa que ofrece el juego es un mero expediente para justificar todas las acciones que se llevarán a cabo a partir de entonces. El verdadero enfoque de Pepper Grinder, como Devoler Digital nos ha acostumbrado a apreciar, es la jugabilidad, que cobra vida unos segundos después de la breve película introductoria. Sin embargo, para profundizar en los escenarios de la trama, puedes consultar un práctico manual del juego, que contextualiza más la historia. Peppermint se encuentra en un mundo fundamentalmente en guerra, y gracias al caos que ha causado, la piratería vuelve a estar de moda. De ello se deduce que varios personajes han comenzado a acumular riqueza, y que fenómenos como los que le sucedieron al protagonista están a la orden del día, dada la precaria condición de la población.

Que la mecánica básica del título es cavar, es bastante simple de adivinar. La jugabilidad de Pepper Grinder gira, literalmente, en torno al taladro de la chica. Esta herramienta le permite excavar las superficies de la pantalla, derribar enemigos y activar ciertos mecanismos dentro de un mundo de desplazamiento bidimensional perfectamente realizado. Lo que caracteriza principalmente el último trabajo de Ahr Ech es precisamente su dinamismo. De hecho, el protagonista está llamado a cruzar los distintos niveles, divididos en categorías y mundos al estilo de Super Mario, utilizando la alquimia perfecta entre caminar, saltar, brincar y túneles. El movimiento telúrico que Piperita es capaz de realizar en las distintas superficies necesita ser metabolizado rápidamente, dado que en las etapas más avanzadas se requiere una perfecta concatenación de estos elementos, con el fin de evitar consecuencias desagradables. Afortunadamente, en esta coyuntura, vienen al rescate los excelentes controles diseñados por la casa de desarrollo, que son funcionales, inmediatos y fáciles de aprender desde el principio.

Para añadir más sabor (de nuevo, literalmente) a la experiencia, hay vehículos y un gancho de agarre, gracias al cual el alter ego digital podrá llegar a superficies más altas en una secuencia de movimiento aún más viva y diversificada. Durante la exploración de los cuatro mundos presentes, el protagonista podrá recolectar ciertas monedas que le permitirán comprar artículos cosméticos y vidas temporales, útiles quizás para superar una secuencia bastante compleja. De hecho, aunque la mayoría de los enemigos pueden ser eliminados con la simple y automática «perforación», el verdadero desafío que Pepper Grinder pone en el plato es el dedicado a las peleas de jefes. De hecho, en el último nivel de cada escenario hay un oponente poderoso que derribar, lo que requiere atención, pero sobre todo perseverancia. Por lo tanto, la verdadera piedra angular del título de Devolver Digital está representada por la habilidad del jugador, dado que a lo largo de la aventura no hay forma de comprar ningún tipo de actualización o mejora de las estadísticas de Peppermint.

Nada insuperable ni siquiera en estas situaciones, eso sí, pero aquellos que se alteran fácilmente después de algunas dificultades pueden sufrir un poco durante ciertas secciones del juego, especialmente si no lo disfrutas continuamente. Se nota a primera vista, Pepper Grinder tiene estilo de sobra. El valioso pixel art puesto en marcha por los chicos de Ahr Ech es sublime, y además consigue la nada fácil tarea de mantener la velocidad que requiere la dinámica del juego en las fases más emocionantes de la acción. Incluso los entornos transmiten toda su vitalidad en la pantalla, y los veinte niveles presentes (más cuatro secretos, desbloqueables mediante la compra de una llave en particular) tienen su propia peculiaridad, aunque la temática subyacente es básicamente siempre la misma.

El sector de audio es bueno, aunque en algunas ocasiones nos encontramos con algunos bugs, que lamentablemente afectaron negativamente a la experiencia general (música que desapareció, jefes que a veces se bloquearon, etc..). Esto nos lleva a pensar que todavía se necesitan algunos ajustes en la fase de limpieza técnica (que podrían solucionarse con un parche en cualquier momento), más aún dado el dinamismo general de la producción, que por lo tanto resalta aún más las lagunas de programación. Por último, se podría haber hecho algo más en términos de longevidad, ya que en una tarde un usuario acostumbrado podría llegar fácilmente a los créditos finales. Ni siquiera el modo cronometrado que se puede activar una vez finalizado un nivel ayuda mucho a ampliar el número total de horas, dada la mecánica un poco por sí misma.

VEREDICTO
Devolver Digital ha vuelto a tener éxito. El trabajo de Ahr Ech consigue entretener gracias a una jugabilidad inmediata y unos controles fáciles de aprender. Se nota a primera vista, Pepper Grinder tiene estilo de sobra. El valioso pixel art puesto en marcha por los chicos de Ahr Ech es sublime, y además consigue la nada fácil tarea de mantener la velocidad que requiere la dinámica del juego en las fases más emocionantes de la acción. Incluso los entornos transmiten toda su vitalidad en la pantalla, y todos los niveles presentes tienen su propia peculiaridad, aunque la temática subyacente es básicamente siempre la misma. Es una lástima por algunos problemas técnicos y por una longevidad poco memorable, que de otro modo le habría permitido elevarse al Olimpo de las producciones independientes.
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