RoadCraft Review

Saber Interactive ha demostrado una notable productividad en los últimos años, especialmente con su serie centrada en simuladores todoterreno. Desde su colaboración inicial en Spintires hasta el exitoso MudRunner y su secuela expandida SnowRunner, el estudio ha sabido explotar el atractivo de conducir maquinaria pesada a través de entornos hostiles. Con Expeditions, dieron un giro hacia la exploración, y ahora, con Roadcraft, se adentran en un terreno inédito: la reconstrucción post-desastre. Expeditions: Roadcraft se aleja del simple transporte de materiales para transformarse en un simulador de gestión y ejecución de obras en escenarios afectados por catástrofes naturales. El jugador ya no es solo un conductor, sino el líder de una empresa constructora que debe abrirse camino entre tormentas, inundaciones y tornados para restaurar infraestructura crítica. La propuesta abarca desde la remoción de escombros y la reparación de caminos, hasta la reinstalación de servicios básicos como electricidad y agua. Todo esto, sin abandonar el sólido sistema físico que caracteriza a la franquicia.

Desde el inicio, se nos permite crear nuestra propia compañía: elegimos nombre, logotipo, colores corporativos y el primer vehículo de exploración. A diferencia de entregas anteriores, aquí debemos recorrer personalmente el terreno para desbloquear nuevas áreas, fábricas y zonas afectadas. El vehículo base está equipado con herramientas esenciales como gancho de remolque y sensor de profundidad, elementos claves para avanzar entre fango, ríos crecidos y caminos bloqueados. Curiosamente, aspectos como el consumo de combustible o el daño vehicular han sido minimizados, lo que aligera la experiencia sin eliminar del todo su complejidad. Pero la conducción es solo una fracción de lo que Roadcraft ofrece. Cada escenario incluye un extenso mapa con hasta 20 misiones principales y una decena de tareas opcionales, todas relacionadas con labores de construcción. Algunas son simples —retirar escombros con un bulldozer, cargar concreto o ensamblar tuberías—, mientras que otras implican procesos más elaborados, como talar árboles, arrancar raíces o restaurar sistemas eléctricos entre poblaciones. El pico de complejidad llega con la reconstrucción de caminos, que exige transportar grava, nivelarla con maquinaria pesada, asfaltar y pasar un rodillo compactador. Llevar todos estos vehículos hasta el sitio en cuestión puede ser un desafío en sí mismo, especialmente si antes se deben abrir rutas por zonas intransitables.

Un elemento interesante es la automatización selectiva. Algunos trabajos, como el asfaltado o la nivelación, pueden ejecutarse de forma automática si ya has posicionado la maquinaria en el lugar indicado. Sin embargo, otros procesos siguen dependiendo totalmente del jugador. Esta dualidad permite gestionar tareas con eficiencia, aunque también revela ciertas limitaciones: por ejemplo, la grava y el asfalto no requieren recargas de material, lo que le resta realismo a las mecánicas. La física de algunos elementos, como el vertido de grava, resulta también algo artificial y menos refinada en comparación con el resto del sistema físico. A pesar de ello, Roadcraft logra mantener una sensación constante de progresión. La construcción de puentes, por ejemplo, es más automatizada pero igual de satisfactoria, mientras que el uso de grúas —heredado de entregas anteriores— conserva su complejidad y profundidad. Dominar su manejo requiere práctica, pero el sistema está bien implementado. Las condiciones del terreno, el barro, el agua estancada y los obstáculos naturales como árboles caídos, elevan el nivel de dificultad sin necesidad de recurrir a sistemas de daño artificiales.

Otro pilar clave del juego es la planificación logística. Muchas misiones exigen establecer rutas seguras para abastecer aldeas o reactivar fábricas. Esto implica analizar el terreno, anticipar puntos críticos y, si es necesario, intervenir manualmente para despejar el camino. Aunque puedes delegar el transporte a la inteligencia artificial, esta no es infalible: los vehículos pueden quedarse atascados, lo que te obligará a intervenir directamente para ajustar la ruta o reparar el terreno. Esta función puede volverse tediosa a largo plazo, pero aporta una capa estratégica relevante al conjunto. A lo largo de la campaña, que abarca ocho mapas principales y un DLC incluido de lanzamiento, se pueden invertir fácilmente entre 20 y 30 horas de juego, dependiendo del nivel de completismo. Como en los títulos anteriores, también hay modo cooperativo, lo que permite dividir tareas con otros jugadores y hacer el proceso más dinámico. Además, Roadcraft incluye soporte para mods, prometiendo una vida útil prolongada gracias a nuevos contenidos creados tanto por la comunidad como por el propio estudio, que ya ha confirmado expansiones futuras con mapas y vehículos adicionales.

Gráficamente, el título destaca con un motor que ha evolucionado desde SnowRunner y continúa entregando entornos detallados y vehículos bien modelados. Las físicas del barro, el comportamiento del agua y la deformación de neumáticos están notablemente conseguidos. Eso sí, el sistema de niveles de detalle (LOD) y ciertas texturas pueden presentar fallos ocasionales, lo mismo que algunas animaciones o traducciones localizadas de forma superficial. En términos de rendimiento, el juego corre de forma aceptable incluso en configuraciones exigentes, y el control —ya sea con teclado o gamepad— resulta intuitivo, con la excepción del manejo de grúas, que requiere cierta curva de aprendizaje. El apartado sonoro complementa la experiencia con motores que rugen de forma creíble, efectos ambientales bien integrados y una ambientación que transmite la rudeza de cada tarea. Saber Interactive vuelve a demostrar que domina este terreno, logrando una mezcla de inmersión técnica y desafío táctico.

VEREDICTO
Expeditions: Roadcraft es una propuesta sólida y sorprendentemente profunda. A pesar de alejarse del enfoque tradicional de MudRunner y SnowRunner, mantiene su esencia: trabajo duro, atención al terreno y gestión eficiente de recursos. Sus novedades en automatización, planificación logística y construcción lo convierten en una experiencia distinta, pero igual de adictiva. Puede volverse algo repetitivo con el tiempo, pero su valor como simulador de reconstrucción en condiciones extremas lo hace destacar dentro de su género. Si te apasiona la ingeniería, los desafíos técnicos y la logística pesada, esta expedición vale cada minuto invertido.
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