En un momento en que la industria de los videojuegos se encuentra dividida entre las experiencias multijugador online y los títulos AAA, es fácil olvidar cuando, entre finales de los años 90 y principios de los 2000, la diversión consistía en pasar horas con amigos, jugando títulos como Crash Bash y Obscure. Sin embargo, Hazelight Studio no ha olvidado esos momentos. Tras ofrecernos It Takes Two, una de las mejores experiencias de los últimos años, regresa con Split Fiction y nos presenta una nueva propuesta cargada de diversión y emoción que promete sacudir la industria del gaming.

Pasé una semana jugando Split Fiction con mi pareja, quien ya había jugado It Takes Two. Después de muchas risas, gritos y algunos desacuerdos, puedo decir con seguridad que Hazelight Studio no se ha dejado sobrepasar por el éxito de su predecesor. Split Fiction no solo se mantiene a la altura, sino que ofrece una experiencia capaz de superar su ilustre antecesor. El juego nos pone en la piel de Mio y Zoe, dos escritoras jóvenes que luchan por ganarse la vida. Un día, reciben una invitación de la editorial Rader para probar una máquina que promete revolucionar la narrativa. Esta máquina les permitirá ingresar físicamente en las historias que ellas mismas escriben y vivirlas en primera persona.

Sin embargo, antes de entrar, Mio decide no participar, lo que desata una discusión con los miembros de la editorial. Durante la confrontación, Mio acaba siendo lanzada al interior de la historia de Zoe, lo que provoca que ambas descubran que sus relatos se han fusionado y que el verdadero objetivo de la máquina es extraer la creatividad de los autores para crear una serie de novelas exitosas. Impulsadas por la necesidad de escapar, Mio y Zoe se embarcan en un viaje para salir del dispositivo, reviviendo sus historias y enfrentándose a las emociones profundas que las alimentan. A diferencia de It Takes Two, que trataba temas de amor y relaciones desde una perspectiva única y emocionante, Split Fiction aborda temas más maduros y complejos. Mientras que la historia de It Takes Two exploraba la reconstrucción de una relación rota, Split Fiction se adentra en cuestiones como la enfermedad, la culpa y la creciente presencia de la inteligencia artificial en la vida cotidiana.

Aunque Split Fiction tiene un tono emocionalmente más liviano que su predecesor, logra darle una gran profundidad a sus protagonistas, creando una conexión auténtica entre los jugadores y los mundos que ellas han creado. El contraste entre los dos mundos, uno de ciencia ficción y otro de fantasía, no solo es visual, sino también en la dinámica de juego. Lo que realmente destaca en Split Fiction es la capacidad de Hazelight Studio para innovar. La experiencia del juego se caracteriza por la alternancia entre los mundos de Mio y Zoe, uno de estilo sci-fi y otro de fantasía. Este contraste no solo se nota visualmente, sino también en la jugabilidad. El mundo de Mio es dinámico y lleno de acción, con motocicletas futurísticas y tiroteos en un cielo congestionado, mientras que el mundo de Zoe es más tranquilo y enfocado en actividades más orientadas al platforming.

Una de las características más sorprendentes del juego es la constante renovación en las mecánicas de juego. Cada puzzle o desafío requiere cooperación entre los dos jugadores, pero el juego se transforma constantemente, pasando de ser un shooter en 2D, a ofrecer secciones de MMORPGs o incluso de flipper. Este enfoque creativo mantiene el interés y asegura que el aburrimiento no tenga cabida. Además, Split Fiction ofrece historias secundarias que presentan mundos más pequeños, pero completamente diferentes a los principales, en cuanto a diseño y gameplay. Desde mundos donde debemos evitar que un sol explote, hasta mundos mágicos inspirados en el estilo de Tim Burton, pasando por mundos creados en stop-motion y persecuciones que recuerdan a Uncharted. Estas secciones no solo diversifican la experiencia, sino que también aportan un toque de nostalgia a la cultura pop, con referencias a Harry Potter, Mission Impossible, Akira, Tron, y más.
Lo que hace grande a Split Fiction es que, a pesar de sus múltiples influencias, nunca pierde su propia identidad. Es una obra maestra del diseño de juego, capaz de mezclar diferentes estilos y mecánicas sin perder coherencia. El uso del motor Unreal Engine y la elección de un estilo gráfico realista permiten que el juego corra a 60 cuadros por segundo de forma fluida, incluso en las escenas más ajetreadas. El diseño de sonido también es excepcional, adaptándose a los diferentes mundos y combinando armoniosamente los sonidos de ambos en pantalla al mismo tiempo. Además, el juego ofrece opciones para facilitar la experiencia, desde la reducción del daño recibido hasta la posibilidad de saltarse secciones repetitivas, lo que puede ser un salvavidas para los jugadores más impacientes.