Onimusha 2: Samurai’s Destiny Review

Los videojuegos ya no se hacen como antes. Para bien o para mal y en algunos casos, para ambas cosas al mismo tiempo. Hay elementos del pasado que siguen siendo insuperables, pero también hay mecánicas que, francamente, es mejor dejar atrás. Las cámaras fijas, los controles toscos y los ángulos confusos son recuerdos que pocos quieren revivir, aunque a veces regresan. Tal es el caso de Onimusha 2: Samurai’s Destiny, cuya remasterización trae de vuelta tanto lo mejor como lo peor de una era ya lejana. Lanzado originalmente en 2002 para PlayStation 2, Onimusha 2 fue muy bien recibido en su momento. A diferencia del primer juego, esta secuela logró definir una identidad propia, con mejoras jugables y un tono más claro, aunque sin caer todavía en el caos narrativo de la tercera entrega. Hoy, Capcom apuesta por revivir esta olvidada franquicia con un remaster básico pero funcional, como preámbulo para una futura nueva entrega.

Onimusha 2 combina la historia feudal japonesa con elementos de fantasía oscura. En esta reinterpretación, el célebre Oda Nobunaga regresa como un demonio con sed de conquista global. Solo un joven samurái llamado Jubei Yagyu, heredero de un poder ancestral, puede detenerlo. El argumento mezcla hechos históricos, licencias narrativas y toques sobrenaturales con soltura, sin ofrecer una trama memorable pero sí lo suficientemente atractiva para mantener el interés. Sin embargo, uno de los puntos más flojos sigue siendo el guion. Los diálogos son torpes, y el doblaje resulta poco convincente. Es un reflejo del momento en que fue desarrollado, cuando el Jill sandwich aún resonaba en la industria. Por fortuna, el remaster permite cambiar al audio japonés, mucho más acorde con el tono y contexto del juego.

A diferencia de los hack and slash modernos, aquí no se trata de presionar botones sin parar. Onimusha 2 exige paciencia, ritmo y estrategia. Jubei porta su katana como extensión del alma, y cada enfrentamiento requiere saber cuándo atacar, defender o retroceder. La nueva dificultad extrema, en la que un solo golpe puede matarte, exige dominar el sistema al máximo. La jugabilidad incluye un sistema de absorción de almas que alimenta tanto tu salud como tu energía mágica. Estas almas, que extraes de enemigos derrotados, te permiten ejecutar devastadores ataques mágicos o incluso transformarte temporalmente en una versión sobrehumana de ti mismo. Además, el arsenal incluye cinco armas, cada una con sus propias ventajas y desventajas. Desde una lanza hasta unas cuchillas dobles, la variedad está presente y se adapta a cada situación.

Aunque el sistema de mejoras permite fortalecer armas y armaduras, no esperes una evolución profunda al estilo RPG. Es un añadido superficial, más decorativo que funcional. Una de las características más interesantes del juego es el sistema de relaciones con personajes secundarios. Puedes darles obsequios para mejorar tu vínculo con ellos, y en momentos clave, quien más aprecio tenga por ti acudirá en tu ayuda. Eso sí, cada uno tiene sus gustos y preferencias, y no siempre es fácil acertar. Incluso tendrás la oportunidad de controlar brevemente a estos aliados en secciones específicas, lo que aporta variedad tanto en combate como en estilo de juego. El diseño de niveles conserva ese toque de antaño, con zonas interconectadas que obligan a volver sobre tus pasos. Aunque a veces la dirección no es clara, explorar tiene su recompensa: encontrarás secretos, notas narrativas y objetos especiales.

Los acertijos, al estilo clásico de Capcom, están bien diseñados y ofrecen un respiro del combate. Algunos requieren objetos concretos repartidos por el mapa, mientras que otros pueden resolverse en los minijuegos incluidos desde el inicio. Hay tres modos adicionales accesibles desde el menú, así como una galería con arte conceptual y contenido desbloqueable. La campaña principal dura entre 6 y 8 horas, una cifra modesta incluso para su época. La rejugabilidad existe, con decisiones que afectan escenas y acompañantes, pero no es lo suficientemente fuerte como para invitar a reiniciar de inmediato. Visualmente, el remaster cumple lo justo. Las texturas están en alta definición, se incluye soporte para pantallas anchas y resoluciones 4K, pero no esperes una modernización completa. Algunos videos siguen en formato 4:3 y muchos assets revelan su antigüedad.

VEREDICTO
Onimusha 2: Samurai’s Destiny es una cápsula del tiempo. Fascinante por momentos, frustrante en otros. Tiene encanto, sí, y su ambientación sigue resultando exótica y atractiva. Pero también es un producto de su época, y eso se nota. Capcom ha hecho lo mínimo necesario para devolverlo a la vida, sin pulir sus mayores defectos. El resultado es un juego que los veteranos pueden disfrutar con cierta nostalgia, pero que difícilmente atrapará a una nueva generación. Un regreso con sabor a museo: interesante, pero no imprescindible.
8.5