Emio – The Smiling Man: Famicom Detective Club Review

Si hay algo que no me cansaré de decir, es que solo hay que alabar a Nintendo por haber explotado sabiamente el éxito planetario de Switch, para sacar a la luz una serie de propiedades intelectuales ahora perdidas en los barrancos del tiempo. Famicom Detective Club es uno de ellos. La serie, compuesta por tres capítulos lanzados para NES, Super NES y Satellaview, representó uno de los exponentes más importantes del género de la novela visual… al menos en Japón ya que su peculiar distribución (que tuvo lugar a través de Famicom Disk System, Nintendo Power y Satellaview), junto con el género al que pertenece, no la hicieron atractiva para la división estadounidense de Nintendo, impidiendo que llegara a Occidente hasta 2021, año en el que Nintendo lanzó los remakes para Switch de los dos primeros episodios de la serie.

Una decisión sin duda encomiable, pero que chocó con una constatación que, de nuevo, cortó a una parte de los usuarios, ya que los remakes estaban doblados en un número menor de idiomas que las otras exclusivas de Nintendo. Hasta ahora parece ser la más clásica de las «operaciones nostaglia», diseñada para volver a proponer producciones famosas del pasado a una audiencia de nuevos jugadores, pero cuando Nintendo anunció Emio – The Man Who Smiles, la recuperación de Famicom Detective Club ha obtenido contornos completamente nuevos. Solo el hecho de que se trate de una secuela estrenada 35 años después del último capítulo canónico de la serie (el de Satellaview aparentemente ha sido degradado a spin-off), debería decir mucho sobre la visión que tiene Nintendo hacia sus propiedades intelectuales, pero si a esto le sumamos el hecho de que Emio – The Smiling Man se propone como una secuela con los mismos méritos, y los mismos fallos del reciente remake.

En una noche como muchas otras, cerca de una planta de agua ubicada a las afueras de la ciudad, se comete un asesinato atroz. Un chico de secundaria es estrangulado y su cuerpo abandonado cerca de la valla de la sombría fábrica. La única señal particular que deja el asesino es una vieja bolsa de papel, colocada en la cara de la víctima, con una sonrisa sombría y estilizada dibujada en ella… Un detalle que recuerda el modus operandi de un asesino implicado en una serie de asesinatos ocurridos dieciocho años antes y que generaron la leyenda urbana del hombre sonriente. Las pocas pistas presentes en la escena del crimen llevan a la policía a ponerse en contacto con el detective Usagi, quien trae consigo a sus dos asistentes: Ayumi Tachibana y nuestro protagonista sin nombre. Para aquellos que jugaron los dos remakes lanzados en 2021 estos nombres no serán nuevos, pero para todos los demás no teman … Emio – The Smiling Man, no requiere haber jugado los capítulos anteriores de Famicom Detective Club y aunque aparecen personajes del pasado durante la historia, o se mencionan eventos anteriores, siempre se hace con extremo respeto por aquellos que se acercarán a la serie por primera vez con este capítulo.

Analizar más a fondo el sector narrativo de Emio sería un sacrilegio, dado que el aspecto más importante de una novela visual es precisamente su capacidad para mantener al jugador pegado a sus últimos compases. Lo que sí podemos decirte, sin embargo, es que este tercer capítulo de Famicom Detective Club logra mantener la atención del jugador en alto hasta sus etapas finales, ofreciendo giros que no son muy fonéticos y un ritmo de la narración que rara vez da paso a momentos de cansancio, o demasiado compuesto. Obviamente habrá todos esos breves momentos dementes, o tendiendo a lo cómico, propios de las producciones japonesas, pero los desarrolladores han sido muy buenos en insertarlos siempre en los momentos adecuados, logrando nunca romper la inmersión al jugador, especialmente cuando se deleitará, sin saberlo, en intentar sacar las primeras conclusiones sobre el intrincado caso. Al igual que en los dos capítulos anteriores, Emio – el hombre sonriente también tiene la misma dinámica de juego, con muy pocas diferencias en comparación con los remakes recientes.

Famicom Detective Club es una serie de novelas visuales de investigación y, como tal, presenta una interactividad básica. Principalmente, lo que se le pedirá al jugador que haga será elegir de un menú qué acción hacer realizar al protagonista (incluyendo preguntar, escuchar, pensar, investigar, observar, etc.) durante las diversas escenas que se sucederán unas a otras. En la mayoría de los casos, te encontrarás hablando con los distintos personajes que conocerás, tratando de robar la mayor cantidad de información posible haciendo sonar las diversas acciones disponibles en el orden correcto. Por poner un ejemplo práctico: el protagonista podría preguntar a un personaje sobre un lugar determinado y, al notar una reacción particular, reflexionar sobre esta cosa, antes de volver a preguntar para tratar de entender el motivo de esa reacción, desbloqueando otras líneas de diálogo con las respectivas pistas que se anotarán en su cuaderno. Además de los numerosos diálogos que se iniciarán con los distintos personajes, podrás investigar los diferentes lugares que visitarás (simplemente moviendo una lente en las pantallas y analizando los puntos de interés) y utilizar tu teléfono móvil para llamar a colegas, y sospechosos, en momentos en los que te será útil recibir consejos o desbloquear un punto muerto.

Todo se limita a esto, como es habitual en las novelas visuales bien escritas, dejando la excelente historia de Emio, el hombre sonriente, la tarea de mantener siempre alta la atención del jugador. Al principio te habíamos mencionado que Emio – The Smiling Man se propone como una secuela con los mismos méritos, y los mismos defectos, del remake de 2021 y, si eres de los que han jugado, o rejugado, los dos primeros capítulos de la saga, seguramente habrás notado que en muchos momentos la acción del juego sufrió un verdadero estancamiento porque ya no se entendía cómo continuar. Aquí, en Emio, el hombre que sonríe, esto se repite de una manera casi idéntica. En muchas situaciones, de hecho, no será la falta de deducción lo que le impida continuar, sino el mismo «estancamiento artificial» que ya se había visto en remakes anteriores. Para que lo entiendan mejor aquellos que no hayan jugado los dos primeros capítulos, habrá varias ocasiones en las que todas las opciones disponibles parecerán agotadas y nada parecerá ofrecerte ideas o sugerencias de ningún tipo. En los juegos originales (tanto en los lanzados hace más de treinta años como en los remakes) para desbloquear la situación era necesario probar una y otra vez, en una tediosa sesión de «prueba y error», todas las opciones disponibles, con la esperanza de que algo se desbloqueara. A veces era necesario repetir la misma acción varias veces, obteniendo exactamente la misma línea de diálogo como respuesta hasta que, mágicamente, cambiaba.

Aquí en Emio, el hombre que sonríe, este aspecto vuelve a estar presente y, aunque es obvio que para Yoshiko Sakamoto (el productor de la serie) es una solución de juego interesante, la realidad de los hechos es que solo es frustrante y capaz de reducir drásticamente el ritmo de la narrativa. Si en los títulos originales esta solución podría justificarse de alguna manera, en los remakes y especialmente en este capítulo inédito, esta solución es exclusivamente perezosa y apta para introducir una complicación al jugador, totalmente artificial, que no es necesaria. Una línea de diálogo ligeramente diferente habría sido suficiente, pero al mismo tiempo capaz de hacer que el jugador entendiera qué acción tenía que repetirse varias veces, para hacer que esta elección de juego fuera más natural, pero esto simplemente no funciona y, esperamos, que en los próximos capítulos se revise este aspecto. Ya con los remakes anteriores era evidente que, si Nintendo hubiera tomado las excelentes ilustraciones utilizadas para esta reinterpretación moderna de Famicom Detective Club y hubiera hecho anime con ellas, nos habríamos encontrado en manos de una serie de gialii de estilo japonés de factura encomiable. Todo, desde la atmósfera hasta el diseño de los personajes, pasando por la música compuesta para Emio, el hombre que sonríe es del más alto nivel y capaz de sumergir por completo al jugador en un thriller, con matices de terror, capaz de catalizar completamente la atención hasta el final.

Obviamente no podría, ni debería, ser de otra manera, ya que durante unas buenas diez horas básicamente te encontrarás leyendo un romano interactivo. Sin embargo, un aspecto de la realización técnica de este nuevo capítulo de Famicom Detective Club no nos convenció realmente, resultando, al menos para nosotros, una gran oportunidad desperdiciada. Una producción como Emio, en la que solo tienes que elegir entre un montón de opciones o analizar los paisajes en la pantalla, habría casado perfectamente con controles táctiles que permitieran al jugador desconectar los Joy-Cons y desplomarse en un sofá con solo el cuerpo de la Switch en sus manos. En su lugar, se decidió excluir por completo esta opción, obligando al jugador a elegir entre las distintas opciones utilizando el stick analógico y el botón A, y a moverse entre los ajustes con un cursor, en forma de lupa, demasiado lento en sus movimientos.

VEREDICTO
Si te encantan las novelas visuales y te gustan los thrillers con tintes de terror, Emio - The Man Who Smiles es una experiencia que debes probar. El tercer capítulo de Famicom Detective Club, si bien no está exento de problemas, se presenta con un sector narrativo muy sólido y capaz de pasar más allá de las decisiones anacrónicas de los desarrolladores. Sin duda, una mayor atención a estos detalles lo habría hecho mucho más atractivo para un grupo más amplio de jugadores, pero aun así resulta ser un espléndido soplo de aire fresco.
8.5