El debate sobre las comisiones de las plataformas digitales vuelve a estar en el centro de la polémica tras las recientes declaraciones de Tomas Sala, el creador de The Falconeer. El creativo neerlandés estrenó recientemente un nuevo spin-off de su saga estrella, un city builder que copó titulares tras su frustración por haber calificado erróneamente su género. Ahora, vuelve a ser noticia tras cinco meses en Steam, quejándose de las prácticas de Valve: «Tienes que hacer al menos medio millón de dólares en ingresos para conseguir lo que gana Valve con su comisión».
Como muchos otros desarrolladores independientes, Sala ha cuestionado abiertamente la comisión del 30% que Valve se queda de cada venta realizada a través de Steam, calificándola de una «reliquia» que debería ser eliminada. Según el creador indie, este impuesto es una carga desproporcionada para los desarrolladores independientes, que a menudo tienen que lidiar con múltiples capas de gastos y comisiones.
Sala sostiene que, para que un desarrollador independiente obtenga ganancias netas superiores a las que obtiene Valve por su juego publicado, necesita generar al menos medio millón de dólares en ingresos. Explica que, después de descontar la comisión de Steam y los costos asociados con editores, el desarrollador se queda con una fracción mínima de las ganancias. Por ejemplo, un juego que genera 750.000 dólares podría dejar al desarrollador con apenas 175.000 dólares, una cifra que Sala considera insostenible para muchos estudios.
El desarrollador señala que el impuesto del 30% a menudo significa que Valve gana más dinero que la mayoría de los creadores de juegos independientes, a menos que estos alcancen cifras de ingresos muy altas. Sala asegura que esta comisión no refleja adecuadamente el valor del servicio proporcionado por Steam, dado el cambio en el panorama digital y la creciente competencia en el mercado de plataformas de distribución.