Elaborado como una carta de amor a los muchos juegos de rol clásicos de la llamada Edad de Oro del género, las décadas de 1980 y 1990, Chained Echoes presenta al jugador la historia de Glenn, un mercenario que habita el continente llamado Valandis, donde la guerra nunca ha terminado durante generaciones. Siguiendo el manual del juego de rol, Glenn pronto se verá involucrado en este conflicto, acompañado por un equipo especial compuesto por figuras distintas como el mercenario Kylian, la princesa Lenne y el músico Victor. Cada uno de los personajes (más de diez pueden formar su grupo, algunos de los cuales son reclutados opcionalmente) tienen sus propias motivaciones para unirse al protagonista, y descubrirlos a medida que avanza el juego es parte de la diversión que proporciona la historia. Esto se debe a que, desde sus primeros momentos, Matthias Linda demuestra que no tiene miedo de subvertir las expectativas sobre la narrativa. Si todo parece empezar con demasiada calma, no pasa mucho tiempo para que el público se dé cuenta de que aquí hay un juego que, sobre todo, se toma en serio en su propuesta.
Desde muertes y traiciones hasta mechas y responsabilidades de gestionar un reino, hay un poco en este título, pero siempre de forma cohesionada y, principalmente, coherente con la propuesta. Durante el viaje de Glenn y sus amigos, el jugador experimentará escenarios variados como vastas llanuras, ciudades sumergidas y mazmorras olvidadas. Si bien nada de esto es una novedad en sí misma, la forma en que Chained Echoes maneja las convicciones del género termina llamando la atención a largo plazo. Un ejemplo emblemático es su sistema de combate, que, a pesar de estar por turnos, logra ser ágil y estimulante sin negociar la densa capa de estrategia que define a los buenos RPG tácticos. De lejos, el gran responsable de esto es el Mechanics Overdrive, con el que toda acción de tu grupo cambia el indicador de una barra dividida en tres colores (amarillo, verde y rojo). Pasar el cursor sobre el área verde significa que tu equipo estará en el estado Overdrive, donde infliges el mayor daño y recibes menos. Aunque es tentador, en este modo es necesario tener especial cuidado con sus acciones, ya que cualquier descuido puede llevar al paso de sobrecalentamiento, en el que aumenta todo el daño sufrido en combate.
En la práctica, el sistema Overdrive aporta una interesante dinámica de riesgo y recompensa a Chained Echoes, que, sin entrar en el campo de los spoilers, tiene algunos momentos realmente desafiantes. Agregue a eso implementaciones de calidad de vida, como la ausencia de encuentros aleatorios, gran velocidad de movimiento en el mapa y curación automática después de una pelea, y aquí hay un RPG tan accesible como profundo para aquellos que realmente buscan un desafío. Tanto la cautivadora historia como el divertido sistema de combate se complementan con una gran dirección artística, puesta en marcha por una estética pixelada que seguramente complacerá a los fans más nostálgicos de una época que ya no vuelve en la industria del videojuego. Desde los dibujos de los protagonistas y enemigos hasta los escenarios y objetos, todo el trabajo visual aquí impresiona, especialmente acompañado por la banda sonora digna de elogio por el joven compositor Eddie Marianukroh, que parece haber estudiado a fondo el estilo de Nobuo Uematsu, el genio musical detrás de Final Fantasy.
Abordando los aspectos técnicos, para este análisis experimenté Chained Echoes en mi escritorio y no encontré ningún tipo de error o bloqueo durante las sesiones de juego. De hecho, hay que recordar que, con recomendaciones de hardware muy modestas, este es uno de esos títulos con un 98% de posibilidades de funcionar en el portátil de tu familia o en otro PC más antiguo que tengas. Chained Echoes ya está disponible para PC, PS4, PS5, XBO, XBS y NS. Review 4 Gamers recibió un código con el propósito de realizar esta revisión, sin embargo, no tiene impacto en la calificación.