Capcom vuelve a apostar por su legado con una segunda colección de juegos de lucha que, lejos de repetir la fórmula de éxitos seguros, se atreve a rescatar títulos menos recordados, curiosidades de culto y propuestas que no siempre brillaron por su equilibrio. Es una selección extraña, sí, pero también valiente, que parece estar buscando un nuevo escenario competitivo en la era moderna del rollback netcode. A diferencia de la primera entrega, que ya exprimió a fondo el catálogo del CPS2, esta colección recurre en gran medida a títulos de la era Dreamcast. La ausencia del hardware CPS3 (con joyas como Street Fighter III: Third Strike) se siente como una oportunidad perdida, probablemente por la complejidad técnica de su emulación o problemas de licencias.

A eso se suma la exclusión de JoJo’s Bizarre Adventure, probablemente fuera de alcance por temas de derechos. Lo cierto es que la inclusión de Third Strike habría elevado de forma contundente el perfil de la colección, sobre todo si lo comparamos con decisiones como la de incluir Capcom Fighting Jam. Porque seamos sinceros: alguien tenía que limpiar el fondo del catálogo, y Fighting Jam es, para muchos, el eslabón más débil del repertorio de juegos de pelea de Capcom. Su mezcla de personajes de diferentes franquicias (como Darkstalkers y Street Fighter) resulta visual y mecánicamente disonante, con hitboxes erráticos (el caso de Hauzer, sacado de Warzard, roza lo absurdo) y un diseño que parece más un experimento amateur estilo M.U.G.E.N. que un producto pulido. Lo más desconcertante: cada personaje conserva las mecánicas de su saga original, provocando enfrentamientos completamente desbalanceados. No es difícil imaginar que este título será rápidamente descartado por la escena competitiva.

Aun así, hay que reconocer que esta recopilación está bien estructurada. Incluye una práctica completa, controles simplificados para jugadores nuevos (habilitables solo en partidas amistosas) y soporte para rollback netcode, lo que le da vida online. Pero hay una decisión que deja un sabor agridulce: la inclusión de Capcom vs. SNK 2 solo en su versión EO (Easy Operation), aquella pensada originalmente para Xbox y GameCube. Esta edición permite ejecutar super ataques con una simple presión del stick derecho (algo que rompe el balance original)y además introduce cambios en sistemas como el P-Groove y elimina técnicas competitivas como el roll cancel. El resultado es una versión que nunca fue adoptada por la comunidad seria, que siempre prefirió las ediciones de Dreamcast o PS2. Lo más probable es que esa misma comunidad siga jugando en plataformas como Fightcade antes que aceptar una variante tan modificada.

Y es que si algo ha enseñado el mundo de los fighting games, es que cuando una comunidad adopta una versión concreta, es casi imposible convencerla de migrar a otra que no respete esa esencia. Es una lección que también se puede aplicar a Street Fighter Zero 3, aquí incluido en su versión Upper, que introduce cambios respecto a la clásica. Habrá que ver si los más puristas lo aceptan o lo descartan. Dicho esto, sería injusto juzgar toda la colección solo por el prisma competitivo. Hay decisiones acertadas que apuntan más al disfrute general del jugador: acceso inmediato a personajes secretos, inclusión de contenido que antes era exclusivo de consolas, eliminación del sistema de “ratio” en los Capcom vs. SNK, lo que permite una libertad total en la creación de equipos.

También se incluye directamente la versión Pro del primer Capcom vs. SNK, con personajes EX ya desbloqueados, algo que en su momento requería una enorme inversión de tiempo. Eso sí, incluso con estos ajustes, es difícil imaginar una nueva escena competitiva surgiendo alrededor de muchos de los juegos aquí presentes. Plasma Sword, por ejemplo, nunca tuvo una base de fans sólida, eclipsado por la sombra de Soul Calibur en Dreamcast. Y los dos Power Stone, aunque encantadores, están más cerca de ser party games caóticos que juegos de lucha técnica. Su inclusión apela más a la nostalgia que a la posibilidad real de una comunidad activa.
Una grata excepción podría ser Project Justice (Moero! Justice Gakuen), el título que, junto con Street Fighter Zero 3, tiene más potencial para atraer nuevos jugadores. Su elenco carismático, su enfoque tridimensional y ese aire desenfadado al estilo Marvel vs. Capcom en versión escolar le otorgan una identidad única que sigue siendo atractiva. Y sí, escuchar de nuevo el tema de Taiyo School Rooftop sigue siendo una experiencia que pone la piel de gallina.