Los remakes a menudo ofrecen una gran oportunidad para experimentar juegos o series con las comodidades de la tecnología moderna. Puede que Another Code no esté en la parte superior de la lista de los remakes más solicitados por las comunidades de fans, pero tiene el potencial de allanar el camino para un redescubrimiento de la franquicia, especialmente si tiene éxito. Si bien las dos entregas originales fueron bien recibidas, no alcanzaron las alturas de su género. Es cierto que cuando se trata de novelas visuales, aventuras y acertijos en DS, la serie Ace Attorney de Capcom dominó en gran medida (o incluso a los profesores Layton si los ponemos en esa categoría). Sin embargo, esta compilación es un gran punto de partida para aquellos que se inician en el género, con una trama cautivadora y una mecánica de juego lo suficientemente simple como para garantizar un entretenimiento agradable. Sin embargo, los jugadores más experimentados pueden encontrar el juego demasiado superficial y simplista.
Los juegos se centran en Ashley Mizuki Robbins a la edad de 13 años en Another Code: Double Memories y dos años más tarde en Another Code: R – The Gates of Memory. En el primer título, Ashley viaja a la isla de Blood Edward en busca de su padre, a quien creía muerto. Allí, conoce a un fantasma llamado «D» a quien ella es la única que ve. Deciden formar un equipo para aprender más sobre los misterios que rodean el pasado de «D» y el misterioso proyecto científico de los padres de Ashley llamado «Otro». Más tarde, el padre de Ashley la invita a acampar en Juliet Lake, un lugar que una vez visitó su difunta madre, Sayoko Robbins. Reacia al principio, Ashley finalmente toma el autobús para llegar allí. Durante su viaje, conoce a Matthew Crusoe, un niño en busca de su padre. Durante esta aventura, aprenderá más sobre las circunstancias que rodearon el asesinato de su madre. Quizás el elemento más llamativo de estos remakes es la admirable revisión gráfica, que es particularmente evidente cuando se compara con las versiones originales de DS y Wii. Si bien los gráficos 3D en Switch no son espectaculares, el resultado sigue siendo lo suficientemente agradable como para una experiencia de juego agradable, ya sea en modo portátil o acoplado. No se pueden negar los esfuerzos dado que todo se ha rehecho de la A a la Z, ya sea la exploración o los acertijos. Los modelos de los personajes también son mucho más limpios, la nueva música y los rearreglos enriquecen la atmósfera, y la elección entre el doblaje en inglés y japonés es agradable. Este último se recomienda debido a la calidad desigual del doblaje al inglés.
Estos remakes también modernizan algunos aspectos, como el DAS, un sofisticado dispositivo confiado a Ashley por su padre, que toma la forma de una Nintendo Switch (en comparación con una DS en los títulos originales). Este dispositivo te permite tomar fotos para resolver ciertos acertijos o consultar los perfiles de los personajes que conoces. La mejor parte es que ambos juegos ahora tienen el mismo esqueleto, lo que permite una transición fluida entre Another Code: Double Memories y Another Code: R – The Gates of Memory. Sin embargo, el juego adolece de problemas de consistencia y ritmo. Tomemos el ejemplo del primer juego: a pesar de una exploración en 3D, la progresión es extremadamente lineal (mientras tienes una mansión entera que se desbloquea a medida que avanzas) y los acertijos carecen de complejidad. Aunque el juego introduce mecánicas específicas, como la combinación de elementos o diferentes tipos de puzles, su uso sigue siendo muy limitado. Además, el hecho de que la historia transcurra en un solo día crea una narración apresurada, pero que, paradójicamente, tiene mucha lentitud. La segunda entrega ofrece más contenido, pero sufre los mismos problemas de ritmo, agravados por los largos tiempos de carga, que son particularmente dolorosos durante los muchos viajes de ida y vuelta. Sin embargo, Ashley sigue siendo un personaje entrañable, y la trama, a pesar de algunas revelaciones predecibles, logra mantenernos interesados.
