A pesar de haber sido uno de los mejores años en materia de lanzamientos de videojuegos, fue uno de los más catastróficos desde el frente laboral, con múltiples estudios reportando despidos a lo largo de 2023. Pese a ser la supuesta fiesta de los desarrolladores, The Game Awards, por conducto de su anfitrión y creador, Geoff Keighley, no hizo mención de ello, y ahora está pagando el precio ante la opinión pública.
Keighley no sólo fue selectivo en su intención de apresurar a (algunos) creadores de juegos, sino que jamás reconoció que fue un año duro para ellos y, tanto medios como desarrolladores se lo están reprochando en los más duros términos.
A lo que se refiere la ingeniera de Riot, Elisabeth P. es a que, cuando ocurrió el escándalo por acoso y maltrato en Activision, Keighley fue muy vocal al respecto e incluso buscó deslindar a los premios de la distribuidora estadounidense.
Insider-Gaming, el portal dirigido por el informante Tom Henderson, fue más allá y llamó a Keighley cobarde, mientras que The Verge lo señaló por haber decepcionado a los desarrolladores.
Todo esto en el marco de un ambiente enrarecido por reproches adicionales ante la omisión, aparentemente intencional, de cualquier referencia a la guerra en Gaza, así como también la eliminación de posteos previos referentes a la guerra en Ucrania.