Han pasado ya 9 años desde que se lanzó Until Dawn, la exclusiva de PS4 que se convirtió en un fenómeno gracias al estudio británico Supermassive. Este juego, que mezcla el horror con un “film interactivo”, dio inicio a una serie de títulos en este estilo, incluyendo la antología The Dark Pictures, la independiente The Quarry, y el reciente The Casting of Frank Stone, ambientado en el universo de Dead by Daylight. Aunque algunas de estas entregas han tenido más éxito que otras, Supermassive nunca ha logrado igualar el gran impacto de Until Dawn. Por eso no sorprende que Sony, propietaria de los derechos, haya decidido encargar un remake de esta clásica entrega al nuevo estudio Ballistic Moon. Pero, ¿vale la pena?
Empezando por la narrativa, hay solo unos pocos cambios. No esperen un remake monumental al estilo de los de Resident Evil, sino una simple adaptación audiovisual. Las adiciones más significativas son un prólogo ligeramente ampliado al inicio y un final intrigante que sugiere una posible secuela, de la que ya se está hablando. El resto del juego sigue casi al pie de la letra la trama original. Esto no es necesariamente malo, ya que la historia sigue siendo efectiva y las decisiones son cruciales. Sin embargo, si ya han jugado el original, no encontrarán muchas novedades en este aspecto. El aspecto visual ha recibido una gran actualización. Los desarrolladores optaron por el Unreal Engine 5, lo que permite que la iluminación se vea espectacular. Dado que gran parte del juego transcurre de noche, donde las únicas fuentes de luz son linternas y velas, la calidad de la iluminación, sombras y efectos volumétricos realmente resalta.
En cuanto a los detalles, el juego no decepciona. Los objetos en el entorno son de alta calidad, así como las texturas y materiales, incluyendo los cabellos de los personajes. La simulación de la nieve también está bien lograda, especialmente las huellas que deja el personaje al caminar por ella. En general, gráficamente, se trata de un título muy impresionante, aunque la calidad de imagen no es perfecta y se pueden notar algunos problemas de aliasing. Sin embargo, hay que mencionar que el diseño visual no está exento de fallos. Aunque muchos de los nuevos modelos de personajes son buenos, algunas proporciones pueden parecer extrañas, sobre todo en el caso de Jessica en el prólogo. Lo más problemático, sin embargo, son las animaciones y la expresión facial. Los desarrolladores han confirmado que han utilizado datos de motion capture de la versión original, lo que provoca que algunas animaciones se sientan rígidas. Afortunadamente, las voces son las originales, que fueron muy bien recibidas en el juego anterior.
También se ha integrado el control DualSense, lo que mejora la experiencia gracias a su retroalimentación háptica, aunque no llega al nivel de otros títulos como Astro Bot. Es importante destacar que no solo hay mejoras visuales; también se han implementado numerosos ajustes en la calidad de vida. La cámara ha sido modernizada, pasando de ser estática en muchas secciones del original a un sistema en tercera persona más fluido en este remake, aunque aún se pueden encontrar momentos de cámara fija como guiños al original. Además, se han añadido varias opciones de accesibilidad, incluyendo lecturas de menú para jugadores con discapacidad visual, y personalizaciones en los eventos de tiempo rápido (QTE) para hacerlos más amigables. También hay un registro de diálogos disponible. A pesar de los elogios, hay un problema significativo que no se puede pasar por alto: la tasa de frames.
Mientras que Until Dawn original funcionaba de manera variable buscando 60 fps, el remake está bloqueado a 30 fps, sin opción de un modo de rendimiento alternativo. Aunque la calidad de imagen es mucho mejor, el hecho de que no se ofrezca la opción de 60 fps es decepcionante, especialmente dado que el original ya lo tenía en PS4. Aun así, esta limitación no es lo único a destacar, ya que el frame pacing no es estable, resultando en una experiencia visual inconsistente, especialmente en áreas más grandes. Además, la relación de aspecto ha cambiado. El original tenía una relación estándar de 16:9, mientras que el remake utiliza un formato «cinematográfico» de 2,39:1, lo que genera barras negras en la parte superior e inferior de la pantalla a menos que se cambie a 16:9, lo que recorta la imagen. Por último, he experimentado varios errores, como problemas con la cámara en las secuencias y algunas caídas del juego, aunque los puntos de guardado automático son frecuentes.
La remasterización de este clásico ha destacado notablemente en lo audiovisual, ofreciendo un salto significativo en la calidad gráfica y mejorando la atmósfera del juego. Sin embargo, no se esperen muchas variaciones en la narrativa, así que el nuevo enfoque atraerá especialmente a quienes no jugaron el original. Aun así, hay que tener en cuenta los problemas técnicos, incluyendo la no muy deseable tasa de frames.