Kill Knight Review

Desarrollado por el equipo australiano de PlaySide y disponible desde hace unos días en todas las plataformas, Kill Knight es un shooter twin-stick de acción con una clara inspiración arcade. Tras una breve introducción en la que se nos encomienda la misión de eliminar al último ángel, comenzamos nuestro viaje a través de los cinco estratos infernales que conforman este decadente mundo. Nos enfrentaremos a pequeñas arenas llenas de hordas de monstruos ansiosos por acabar con nosotros y trampas mortales. Equipados con un arsenal que haría sonrojar a Dante de Devil May Cry, empezará la carnicería en busca de récords y escaladas en las clasificaciones globales.

Kill Knight es un juego desafiante que no ofrece ningún tipo de apoyo al jugador. Por lo tanto, el tutorial se convierte en nuestro mejor aliado para aprender las mecánicas y técnicas en un entorno “seguro” antes de enfrentar las intensas sesiones de juego. Aprender a jugar es cuestión de minutos, pero dominar las numerosas sutilezas del sistema de combate requerirá horas de ensayo, acumulando fracasos y tentativas. Por ejemplo, el fuego primario cuenta con un sistema de recarga activa y podemos responder al aviso de tres maneras diferentes, cada una útil en situaciones específicas: podemos presionar nuevamente el botón de disparo para potenciar el próximo cargador, utilizar un ataque cuerpo a cuerpo para desatar una técnica especial y recargar la barra del arma secundaria, o presionar el botón de apuntar para absorber todos los cristales de sangre esparcidos, llenando así el indicador del arma especial. Todo esto debe tenerse en cuenta en medio de la frenética acción, rodeados de enemigos y balas, mientras corremos, disparamos y esquivamos sin descanso.

Con el control en mano, Kill Knight no es un shooter como cualquier otro; se asemeja más a un juego de ritmo infernal. No basta con jugar bien para salir victorioso; hay que entrar en un estado de concentración absoluta, o arriesgarse a perder gran parte de la barra de vida en segundos. Es una suerte que los niveles duren entre 5 y 10 minutos como máximo, o de lo contrario podríamos colapsar con tanta información que procesar. Quizás sea necesario tomar un respiro entre cada intento, pero pronto estarás listo para lanzarte nuevamente contra la vorágine de demonios creada por los desarrolladores. Todo este caos tiene como objetivo completar cinco breves escenarios, material que no cubre ni una hora de juego, pero que te mantendrá ocupado durante decenas de horas, ya sea probando los tres niveles de dificultad (más un cuarto desbloqueable) o experimentando con todas las combinaciones de armas y armaduras (también desbloqueables) para encontrar la que mejor se adapte a tu estilo.

Además, no hemos mencionado la carrera por los puntajes, con calificaciones que llegan hasta la K de… ¿Kill? Knight, para conquistar las clasificaciones en línea. En resumen, la rejugabilidad es altísima y la diversión está garantizada. La experiencia se ve realzada por una magnífica estética retro en tonos rojos (sangre y balas incluidas) y una vibrante banda sonora electrónica, que evoca los años 90. Los controles son precisos, el rendimiento es sólido y la acción está asegurada. En movimiento, Kill Knight se presenta como un espectáculo visceral y sin titubeos, con el gameplay siempre en el centro de la escena, cristalino a pesar del caos visual, quizás un poco monótono, pero no hay tiempo para darse cuenta en plena partida.

Kill Knight es una pequeña joya que todo amante de los shooters arcade debería probar al menos una vez. Una sola vez es suficiente para quedar cautivado y lanzarse a la locura en los infiernos en busca de récords. PlaySide ha creado una obra que podría resultar adictiva, de la que es difícil despegarse, a pesar del constante bombardeo sensorial al que estamos expuestos.

VEREDICTO
Kill Knight es una pequeña joya que todo amante de los shooters arcade debería probar al menos una vez. Una sola vez es suficiente para quedar cautivado y lanzarse a la locura en los infiernos en busca de récords. PlaySide ha creado una obra que podría resultar adictiva, de la que es difícil despegarse, a pesar del constante bombardeo sensorial al que estamos expuestos.
8.5
BUY