La vida de un policía no es fácil, sobre todo cuando eres un novato recién salido de la academia y te asignan a un distrito donde los compañeros están cansados, desilusionados y, en muchos casos, hasta corruptos. La cosa se complica aún más si tu padre fue un referente en esa misma comisaría durante 30 años, casi una leyenda viva con placa y arma, alguien cuyo legado te obliga a demostrar que mereces tu lugar sin esconderte bajo su sombra. En este contexto te pondrás en la piel de Nick Cordell Jr., un oficial que comienza desde cero, en el peldaño más bajo de la jerarquía, en una ciudad ficticia pero despiadadamente corrupta llamada Averno City.

The Precinct es un juego de mundo abierto, aunque no se despliega de golpe: la primera hora funciona como un extenso tutorial en campo donde aprenderás desde manejar el patrullero sin convertir las calles en una pista de destrucción, hasta arrestar criminales respetando sus derechos y sin abusar de la fuerza. También habrá que dominar el helicóptero para apoyar a los compañeros en persecuciones aéreas. Cada turno de trabajo está repleto de tareas y, una vez que te familiarices con todas las mecánicas, te asignarán a patrullas específicas dentro de distintas zonas de la ciudad. Al principio, tendrás que seguir órdenes al pie de la letra, pero pronto será tu decisión cómo actuar y moverte.

Cada acción que realices será evaluada según cuánto respetes los protocolos: no olvides leer siempre los derechos al detenido, evita la violencia innecesaria, registra a los sospechosos y, si algo sale mal y hay víctimas, cúbrelas correctamente. Este sistema de puntuación te permitirá subir de nivel y desbloquear nuevas armas, herramientas y áreas de patrulla. Aunque la ciudad no es tan inmensa como otros títulos del género, su diseño es un laberinto lleno de callejones y zonas oscuras, perfectas para esconder traficantes y delincuentes. Nos gustó especialmente la aleatoriedad en las persecuciones, que mantienen el suspense y un desafío real al volante.

Sin embargo, acelerar sin control no siempre es la mejor estrategia, ya que los criminales saben moverse por los rincones más estrechos y perderte fácilmente. Aprender a conocer el mapa y ser astuto resulta fundamental para mantener la presión sin perder la pista. El juego presenta una estructura interesante, aunque todavía algo desequilibrada. Para enfrentar a los jefes de las bandas que controlan la ciudad, deberás acumular pruebas arrestando a sus secuaces, pero la aparición de estos es demasiado aleatoria, lo que a veces ralentiza la progresión de las investigaciones. Las fases de arresto, al principio emocionantes, tienden a volverse repetitivas y se realizan casi en piloto automático para avanzar más rápido. Lejos de ser un simple “GTA al revés”, los desarrolladores de Fallen Tree Games han querido rendir un homenaje sincero a las series y películas policiacas de los 80 y 90.

Si tienes más de 30 años, reconocerás guiños a Miami Vice, Hill Street Blues, T.J. Hooker, Arma Letal y otros clásicos. La historia que sostiene el juego añade un trasfondo interesante que ayuda a sobrellevar la monotonía de las misiones. Entre persecuciones y reuniones de equipo, descubrirás que la muerte de tu padre no fue accidental, sino un asesinato sin resolver, cuyo autor sigue oculto entre el tejido criminal de la ciudad. Los personajes secundarios están bien caracterizados y encajan con el ambiente general: desde el policía resignado y cansado, hasta el soplón que vende hot dogs mientras da información, pasando por el jefe severo pero justo. Falta sólo un tipo con abrigo de piel y un compañero con chispa para parecer sacado de Starsky & Hutch o Baretta.
Cuando te canses de la lucha contra el crimen, Averno City ofrece algunas actividades secundarias, como carreras con los patrulleros o búsqueda de objetos escondidos en sus rincones más oscuros. Técnicamente, The Precinct cumple, aunque no sin sus fallas. La cámara isométrica funciona, pero a veces sufre cambios bruscos o glitches, con objetos que desaparecen o aparecen donde no deberían. Los tiempos de carga tampoco son los más rápidos, afectando un poco la inmersión, sobre todo para quienes, como yo, crecimos soñando con ser policías bajo las luces neón de Miami.