Con varias décadas a sus espaldas, la industria del videojuego parece haber tocado todos los ámbitos imaginables por el ser humano. Sí, estamos seguros de que los creativos seguirán sorprendiéndonos en años subsiguientes con mecánicas inéditas y novedades nunca vistas, pero es innegable que los lanzamientos de hoy en día beben directamente de las ideas presentadas antaño. Ahora bien, ¿es malo que el sector estrene «clones» de experiencias antiguas? Hemos visto, y en más de una ocasión, que la comunidad tiende a reaccionar negativamente ante un título que sólo quiere ser una mera copia de otra aventura (sentimiento que se agrava si el esfuerzo es descarado). Sin embargo, hay desarrolladores que bailan tan bien en la fina línea entre la inspiración y el plagio que, casi por casualidad, provocan un cambio en toda la industria.
Hemos visto varios ejemplos al respecto durante los últimos meses; obras increíbles que se han ganado el corazón de los fans de un género y entregas no tan memorables que pasarán a la historia sin mucha pena ni gloria. En el terror, el creador de Dead Space regresó con ideas espeluznantes a través de The Callisto Protocol. Atomic Heart fue conocido desde antes de su lanzamiento como el ‘BioShock soviético’. Lies of P parecía trasladarnos directamente a la Yharnam de Bloodborne. Y Sea of Stars dio un salto en el tiempo para presentar un RPG al estilo Dragon Quest o Golden Sun. No obstante, estas aventuras se pueden dividir en dos grupos: las que dejan huella inspirándose en experiencias de culto, y las que no logran volar tan alto como las entregas de las que beben.
Sea of Stars es uno de los juegos que entran cómodamente en el primer grupo. Si bien es cierto que sus mecánicas se han visto infinidad de veces, especialmente por los que disfrutan de las entregas de corte JRPG, Sabotage Studio se las ha apañado por crear un universo con esencia propia. Ya sea por la estrategia en cada combate, por los rompecabezas de los escenarios, por sus personajes o por lo colorido de su mundo, es fácil ver que la aventura de Valere y Zale no es una mera copia de las clásicas experiencias niponas.
Pasa algo completamente diferente con Lies of P. La peripecia de Pinocho ha captado la atención de muchos fans de From Software por presentar un desafío y ambientación muy parecidos a los de Bloodborne. Pero, en lugar de disimular su inspiración con escenarios diferentes o mecánicas que se alejen de lo ideado por Miyazaki, el equipo de Round8 Studio ha optado por abrazar todo lo que caracteriza el título de PS4. Y lo replica en una belle époque que, al contrario de lo que sucede con juegos-copia mal hechos, ha sido capaz de mantener la atención de miles de jugadores.
De este modo, hablamos de fenómenos muy distintos que, aún así, han terminado con grandes resultados para sus respectivos equipos desarrolladores. Hemos visto cientos de JRPG con historias épicas y jóvenes de gran potencial. Y también hemos disfrutado de los complicados combates de From Software por el mundo de Yharnam. Pero, con todo y esto, Sea of Stars y Lies of P han jugado sus cartas de forma que sus campañas no sean percibidas como meras copias, sino como experiencias a las que vale la pena echar un vistazo.
Como os decíamos más arriba en este mismo texto, lo ocurrido con Sea of Stars y Lies of P no se replica en todos los juegos que beben directamente de aventuras antiguas. A pesar de tener una ambientación de lo más interesante, la jugabilidad de Atomic Heart se basa tanto en la de BioShock que los jugadores pueden terminar el título aprovechándose de los combos más potentes de la obra de Ken Levine. Y, dejando de lado sus problemas de rendimiento iniciales, The Callisto Protocol ha dejado algo desencantados a varios fans del terror, especialmente si tenemos en cuenta que el Dead Space original dejó una huella imborrable en la industria.
Pero el quid de la cuestión no está sólo en la contribución al sector de los videojuegos o las unidades vendidas, pues el éxito de obras como Sea of Stars o Lies of P puede dar lugar a sorpresas para la comunidad. Los usuarios que hayan disfrutado con el JRPG quizás deseen ampliar sus conocimientos sobre el género visitando las aventuras más legendarias de las tierras niponas. Pasa lo mismo con Lies of P: si la peripecia de Pinocho sirve para que algunos jugadores descubran el buen hacer de Miyazaki con Bloodborne, bienvenido sea. Se extiende el cariño general por videojuegos de culto y se mantiene el interés de la comunidad en torno a las mayores joyas que nos ha dado este sector.
Y sé que es mucho pedir, pero no descarto que este renovado interés pueda dar lugar a decisiones importantes por parte de directivos. Personalmente, Sea of Stars me ha recordado mucho a Golden Sun y desearía que Nintendo diera una nueva oportunidad a esta saga tras el éxito de Sabotage Studio con su juego indie. Y lo mismo digo con Bloodborne; si PlayStation y From Software ven que la experiencia de Pinocho provoca suspiros entre los que desean viajar a Yharnam vía PC, quizás se replanteen una de las peticiones más escuchadas en la industria de los videojuegos. Porque soñar es gratis y, mientras lo hacemos, siempre podemos disfrutar de juegos similares a los de antaño, pero también extremadamente buenos.